Pues sí, no paramos y esta vez tal y como os he ido contando en Facebook e Instagram, ¡hemos estado en Santander!
Como siempre, después de cada viaje, suelo contaros lo que me ha parecido el alojamiento y esta vez no iba a ser menos. Así que ¡allá va!
Esta vez hemos optado por un apartamento situado en La Cavada un pueblo muy pequeño a unos 20 kilómetros de Santander que es muy tranquilo, muy tradicional y con varios accesos directos a la montaña.
Hemos ido con otra pareja por lo que lo que es el apartamento ha sido perfecto ya que contaba con dos habitaciones, dos baños, cocina integrada con el salón y un jardín enorme.
Ahora bien, aquí tengo que hacer un inciso porque hay cosas que no nos esperábamos que fueran así como que por ejemplo la parcela estuviera abierta, sin puerta. Será porque al vivir en Madrid todos tenemos muy limitado los terrenos pero es que aquí los perros podían meterse donde el huerto del vecino, a la parcela de al lado o salir a la calle. Con esto quiero decir que si tenéis perros muy intrépidos os puede suponer un problema. Yo el único sustillo que tuve fue cuando vino un gato a visitarnos y Blondi no se lo pensó dos veces y literalmente se piró detrás de él. Menos mal que cuando se da cuenta que no le va a coger, se para y vuelve a nosotros.
Es curioso porque en estas zonas los perros sí tienen muy claro cuál es su terreno. Cuando íbamos andando muchos venían a ladrarnos y no tenían ninguna valla en sus fincas, pero ninguno salía de su territorio. Estos son cosas un poco extrañas para los que vivimos siempre en la ciudad.
Por lo demás, el jardín es lo mejor que tiene esta casa porque es enorme y tiene mucho «verdecito» para que los perros puedan correr.
¡Otro inciso! En el mismo terreno vive otro inquilino perruno. Es Leo, un perrito de los dueños que tiene unos 15 años y la mar de tranquilote aunque es bueno saberlo antes por si nuestro peludo no es muy sociable con extraños. Él lo único que hacía era colocarse en la puerta y esperar a que le diéramos algo de comida ¡un amor!
El lugar para pasar un fin de semana de desconexión es perfecto porque no se oye ningún ruido, hay varios caminos para hacer rutas de senderismo por los alrededores y se come muy bien y productos naturales. Por cierto, en el propio jardín hay una barbacoa de piedra con cientos de años y algunos rincones con mucho encanto por lo que al final es donde hemos pasado la mayor parte del día.
La casa es muy grande pero de ahí hicieron este apartamento que se llama La ventanita del campo por lo que los dueños viven en el piso de arriba y justo en la planta baja están haciendo obras para hacer otro apartamento por lo que me imagino que en un futuro el jardín será compartido.
En el vídeo que hemos hecho de nuestro viaje podéis ver más detalladamente la casa y todo lo que hemos hecho estos últimos días allí.
¡Nos vemos en nuestra próxima escapada!