¡Pánico! Esa es la palabra que mejor describía este momento.
Y nos es para menos porque Blondi en la calle persigue gatos y nunca antes había convivido con uno.
Pero la decisión era firme. Blue en pocas semanas iba a venir a casa y tenía que hacerlo todo bien para que la presentación fuera bien, ya que si no era así, en el futuro podría traerme problemas.
¡Qué bien me vino y cuánto me acorde del curso de Etología que realicé durante un año! La teoría la tenía clara. Conocía paso a paso todas las acciones que debía realizar pero aún así pensaba: ¿y si sale mal?
No me podía permitir que Blondi, después de todos los miedos que tuvo de cachorro y lo que nos costó superarlo, pudiera estresarse y pasarlo mal en su propia casa. Y Blue, una cachorrita que con tan poco tiempo en el mundo, tenía que empezar a descubrir el mundo y aprender a convivir en nuestra casa, por lo que tenía que ponérselo lo más fácil posible.
Así que una semanas antes ¡me puse manos a la obra!
Empecé preparando la habitación donde iba a estar Blue los primeros días con todo lo que iba a necesitar. Repasé de nuevo todas las necesidades que tiene un gato cachorro y también cómo yo (acostumbrada a vivir siempre entre perros) tenía que cambiar algunas formas en mi manera de relacionarme con la pequeña.
También estuve dándole vueltas en la búsqueda de un espacio donde pudieran estar separadas pero que pudieran verse. Lo de colocar una valla en la puerta en mi caso no funcionaba porque Blondi salta hasta muros de 2 metros y porque Blue podía colarse entre los barrotes. Y pensé que la puerta de cristal del salón que comunica con el jardín podía ser perfecta durante los primeros encuentros.

Y es que, aunque ya llevaban unos días oliéndose dentro de casa a través de la puerta de la habitación, que se observaran mutuamente sin peligro era muy importante dentro del proceso de adaptación que hay que seguir y que os cuento en el Manual Básico de Convivencia entre Perro y Gato: Todo lo que tienes que hacer paso a paso para su adaptación.
Una vez que ya tenía detectadas todas las señales que indicaban que podía juntarlas físicamente en un espacio para hacer la presentación ¡llegó el momento!
Lo confieso. Estaba bastante nerviosa a pesar de que todo indicaba que iba bien:
- Blue tenía muchas ganas de seguir explorando otras partes de la casa, conocía perfectamente el olor de Blondi y no tenía miedo al verla a través del cristal.
- Blondi ya estaba más tranquila con la presencia de la nueva inquilina, conocía su olor y tenía curiosidad por conocerla.
Nuestro proceso fue bastante rápido y esperé hasta hacer la presentación solo 4 días. En realidad cada caso es un mundo y puede tardar semanas o incluso meses. Lo importante es detectar el mejor momento para hacerlo.

¡Y así fue como todo ocurrió!
Preparé un espacio neutro para que se conocieran, es decir, que no fuera el lugar de descanso de ninguna de las dos, saqué a Blondi antes para dar un buen paseo y que llegara relajada; y me aseguré de que Blue en ese momento pudiera estar suelta pero que tuviera espacios que conociera donde resguardarse (por si algo iba mal).
El primer encuentro fue muy breve. De tan solo unos minutos. Al día siguiente fue más largo y así sucesivamente.

¡Conseguido! No podía estar más feliz y orgullosa de mis chicas de haber superado esta primera fase.
Ahora quedaba la adaptación definitiva.
Enhorabuena por el artículo: información útil y práctica, y explicada de forma clara y sencilla. Un saludo.